Hoy en día, muchos profesionales tienen dificultades para desconectar y relajarse. La frenética actividad y las exigencias a las que puedes verte sometido a diario te producen un marcado estrés laboral que, sí o sí, debes aprender a gestionar. ¿Cómo? Ahora entramos en detalle.
¿Qué provoca el estrés laboral?
Son muchas y variadas las razones que pueden derivar en un estrés profesional. Conocerlas e identificarlas es el punto de partida para superar esta situación de la manera adecuada.
Básicamente, esta situación se produce por un desajuste entre la demanda laboral y los recursos con los que el profesional puede hacerle frente. A consecuencia de ello, el trabajador acarrea un marcado agotamiento físico y mental que puede poner en jaque su salud.
¿Cuáles son las causas principales?
Si quieres reducir el estrés laboral, empieza conociendo cuáles son los factores que te lo están generando:
- Tu salario no corresponde con tus expectativas o necesidades económicas.
- Estás sufriendo mobbing, acoso laboral o una presión excesiva.
- Desempeñas tareas de enorme responsabilidad.
- Te encargan funciones contradictorias, poco claras o llamadas al fracaso.
- Te falta motivación o implicación.
- Careces de incentivos para hacer bien tus tareas.
- La conflictividad con los compañeros es insoportable.
- Tus cargas de trabajo son excesivas.
- Estás expuesto a riesgos físicos continuados.
- Tus jornadas son excesivamente largas o el ritmo de trabajo excesivo.
- Te preocupa ser despedido.
- No puedes conciliar tu vida laboral y personal.
- Te autoexiges demasiado.
- Tu entorno laboral se comporta de manera poco ética.
Consecuencias del estrés laboral
Una vez que tenemos radiografíados los motivos que están ocasionando ese problema, es preciso analizar los efectos que te están causando o pueden llegar a causarte.
En este aspecto, afectan por igual al ámbito personal y al campo laboral:
- Descenso progresivo, hasta niveles muy bajos, de tu productividad.
- Tendencia al absentismo, ya sea por enfermedades o no justificado.
- Bloqueo de las relaciones laborales.
- Pérdida de concentración y dificultades para memorizar.
- Ausencia de organización laboral.
- Síndrome de Burnout o del trabajador quemado, por el que se cronifica ese estrés laboral y, con él, un agotamiento físico y mental que acaba modificando la personalidad y la autoestima de quien lo padece.
- Manifestaciones clínicas como cefaleas, fatigas crónicas, pérdida de peso, dolores musculares, gastritis y alteraciones del sueño.
- Abuso de sustancias con riesgo de adicción: café, alcohol, psicofármacos, tabaco, etc.
- Tendencia a tomar malas decisiones y a las conductas violentas o de alto riesgo.
- Aburrimiento y cinismo.
- Predisposición a la irritabilidad y la impaciencia.
- Distanciamiento de la afectividad.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Aparición de miedos y negatividad.
- Sentimiento de omnipotencia.
- Conflictos familiares.
Curso online de gestión del estrés laboral
Sé consciente y aprende a controlar tus emociones para lograr combatir el estrés en el trabajo y en tu día a día
Casi todos, por no decir todos, alguna vez hemos sufrido de estrés relacionado con el trabajo. No te preocupes, es normal. La clave está en encontrar la fórmula adecuada para ti, para llevar una vida profesional y personal lo más serena posible.
8 consejos para aliviar o evitar el estrés
La gestión del estrés, en los tiempos actuales, es fundamental. En gran medida, el afectado tiene en sus manos las claves para recuperarse, mitigar o poner fin a esa situación. En último extremo, y para evitar las peores consecuencias de su estado, puede dejar el trabajo y buscar otro.
Antes de ello, estas pautas y hábitos para reducir el estrés laboral te van a ayudar enormemente:
- Concienciarse y recuperar el control de la situación. Tenlo claro: la última decisión la tienes tú. Puedes plantar batalla a esa realidad que te atormenta.
- Incorporar la positividad al día a día. Sonríete al espejo todas las mañanas. Cambia el chip e intenta pensar en positivo. Ese enfoque es contagioso: tu entorno lo notará y empezará a devolvértelo.
- Practicar deporte. La actividad física es magnífica para combatir estas sensaciones limitadoras. Elige el deporte que más te guste, o aficiónate al que puedas hacer, y busca un entorno físico y social motivador para realizarlo.
- Ocuparse en vez de preocuparse. Aunque es más fácil decirlo que hacerlo, es posible poner el foco en lo que realmente depende de nosotros y aguardar con esperanza aquello ingobernable. Consiste en prever, actuar con soberanía y aprender a aceptar y a reaccionar ante lo imprevisible.
- Reaprender a disfrutar en el trabajo. Se trata de centrarte en lo bueno que tiene tu actividad laboral y exprimirlo al máximo.
- Practicar la meditación. Es un camino óptimo para pausar los pensamientos acelerados y mejorar el control de ti y de tu existencia. El mindfulness, el yoga o cualquier otro método acabarán ayudándote.
- Participar en experiencias relajantes. Los ejercicios y las situaciones de relajación te ayudan a destensar tu yo y tu mundo. Practícalos con frecuencia y regálate momentos de desconexión en la naturaleza, con animales, en balnearios o, simplemente, haciendo lo que más te gusta.
- Escribir y recuperar tus aficiones. Cuando dedicas tiempo a hacer lo que de verdad te gusta, tu mundo interior se regenera y se siente más positivo. Es una ayuda excepcional para combatir el estrés profesional.
Es verdad que no va a ser un proceso fácil ni inmediato, pero puedes vencer al estrés laboral si te lo propones. Si no lo haces, acabará por destruirte. Antes de permitírselo, da un giro a tu vida y rompe con la causa de esa infelicidad crónica que te bloquea. Supera el miedo al cambio y todo irá mejor a partir de ese momento.