De lo bueno lo mejor, y de lo mejor lo superior. Este es el motor de muchas empresas que buscan la excelencia en sus servicios, sus proyectos, y sus acciones. En un mercado que está en constante renovación, la adopción de nuevas metodologías y/o prácticas que agilicen los procesos se ha convertido en un elemento capital para conseguir la tan ansiada productividad y motivación profesional.
En este contexto, han sido muchos los nuevos recursos que han podido surgir en los últimos tiempos, con el fin de mejorar el rendimiento profesional. ¿Te suenan algunas de estas empresas e instituciones? Apple, Samsung, Airbnb, Google, Harvard o Stanford. Pues son estas las organizaciones que han sido las pioneras en la integración del uso de la novedosa técnica de solución de problemas: Design Thinking.
La metodología Design Thinking aunque pueda asociarse de manera precipitada con el mundo del diseño, nada más lejos de la realidad, es un sistema que tienen muchas otras facilidades y oportunidades que traspasan el límite de lo creativo. Desde ámbitos científicos e ingenieros, hasta empresariales y creativos, pueden hacer uso de esta técnica para mejorar sus procesos y las maneras en las que abordan sus problemáticas.
Design Thinking ¿Qué es?
El Design Thinking es una nueva manera de tratar con los problemas. Una nueva herramienta que pretende hacer un replanteamiento de nuestra manera de pensar más reactiva e impulsiva, para establecer nuevos límites que nos permitan alcanzar soluciones más allá de lo obvio.
En definitiva, el Design Thinking o pensamiento de diseño, es una técnica creativa de solución de problemas basada en la innovación. Sin embargo, esta innovación no puede ser un affaire de una noche, requiere de un compromiso determinante en las organizaciones. Una integración intrínseca en los procesos y actividades de las empresas.
En pocas palabras, el Design Thinking es tanto una ideología y una filosofía, como un proceso que busca soluciones innovadoras y prácticas a problemas concretos. Todo, con el objetivo de conseguir unos resultados que sean económicamente y técnicamente viables, a la vez que deseados por los consumidores.
Muy de acuerdo con la frase del ingeniero e inventor, Charles Kettering: “Si siempre lo has hecho del mismo modo, probablemente lo hayas hecho mal”. Justo esta filosofía es en la que se sustenta el Design Thinking, en el afán por descubrir y aplicar nuevas soluciones prácticas que nos permitan ser más productivos y eficientes en nuestro desarrollo personal y profesional.
Design Thinking Fases
La aplicación del pensamiento de diseño o Design Thinking consta de distintas etapas que conforman todo un único proceso. A continuación, explicaremos como a través de 5 fases se puede llegar a aplicar el Design Thinking a la realidad de las empresas.
No obstante, cabe destacar que esta herramienta no sigue una estructura lineal. Las fases del Design Thinking no tienen por qué ser seguidas en un orden particular, o precisar de la integración de todos los pasos, sino que será la naturaleza de cada obstáculo la que determinará cómo debemos actuar, y cuáles son los pasos que nos conviene seguir. El Design Thinking quiere ser un modelo dinámico que te permita alcanzar ideas innovadoras, no un modelo a modo de manual que seguir paso a paso.
- Empatizar
En muchas ocasiones las empresas creemos saber todo sobre nuestra gestión empresarial y su funcionamiento. Pero, para conseguir una buena solución delante de los problemas que se nos puedan ocasionar, debemos tener una profunda conexión con nuestro consumidor y trabajar a fondo nuestras soft skills.
El Design Thinking precisa de una gran empatía con los clientes y el conocimiento de ellos. Es fundamental conocer cuáles son sus aspiraciones, deseos, barreras, miedos… Con el objetivo final de desbloquear nuevas soluciones que nos permitan mejorar nuestros resultados.
Debemos alejarnos de los aspectos que damos por sentado, y no dar nada por seguro. De acuerdo con esto, también se deberá hacer un trabajo de comprensión del contexto, de las circunstancias que rodean a nuestro consumidor, y de cómo pueden afectarle las tendencias y los cambios que se producen a nivel social, político, económico, e incluso medioambiente. Todo, enfocado a tener un marco teórico preciso que nos permita tener una mayor imagen de cómo es nuestro consumidor.
- Definir
Una vez tengamos claro cuáles son las barreras de los consumidores, las tendencias a las que están expuestos, los patrones que siguen, sus deseos, sus miedos, y, en definitiva, todo lo que rodea su ser. Entonces, será el momento de poder empezar a definir cuáles son las problemáticas que les ocupan.
En definitiva, lo que buscaremos es empezar a definir la situación, abarcando tanto los elementos teóricos y racionales, como los creativos y emocionales. De este modo, conseguiremos abordar el problema desde distintas perspectivas que facilite su comprensión y nos guíe hacia respuestas.
- Idear
En esta fase después de tener una clara comprensión del consumidor, y una definición precisa de nuestro problema, es cuándo podremos empezar a plantear soluciones y donde la creatividad colectiva tendrá un papel más relevante. Será el momento del desarrollo de colaboradores.
Este es el momento donde más nos podemos dejar llevar. Es momento de las lluvias de ideas, de los mapas mentales, de los post-its, y de dejar fluir las habilidades creativas. En esta fase nos dedicaremos a incluir soluciones a nuestro problema, y seleccionaremos, estableciendo algunos criterios, cuáles son las que mejor puede adaptarse a nuestras necesidades.
- Prototipar
Esta cuarta fase de Design Thinking será dedicada a poner en realidad aquellas decisiones que se han tomado en la fase anterior. Y, aunque pueda parece un momento definitivo en el desarrollo de nuestro proyecto, no es así. Es sumamente útil para poder observar aquellos errores con los que no habíamos contado.
Es un momento de trabajo en equipo en el que aún estamos a tiempo de hacer pequeños cambios, decidir qué es aquello de nuestra idea que no acaba de funcionar, o cómo podemos hacer un replanteamiento de ella.
Permite sernos más críticos con el trabajo y tener una visión más alejada que no esté condicionada por nuestra propia subjetividad.
- Evaluar
Por último, dedicaremos nuestros últimos esfuerzos a evaluar nuestro trabajo. En esta última fase es capital el feedback de los consumidores. O, incluso el de familiares y/o amigos si no pudiéramos acceder a nuestros clientes. ¿Cuáles son aquellos aspectos que todavía se pueden mejorar? En este último punto deberemos evitar las preguntas de sí o no, y conseguir que nos digan cuál es su solución favorita, o cómo creen que podría mejorarse.
Preguntas de este tipo nos ofrecerán una perspectiva de la realidad por la que atraviesan nuestras soluciones y la efectividad de estas. Pero, gracias a todos los conocimientos previos que hemos extraído, estaremos a tiempo de aplicar nuevas respuestas que se adapten a las necesidades reales de los consumidores.
El Design Thinking es el presente y el futuro de muchas empresas para poder seguir desafiando sus límites y encontrando nuevas soluciones a sus obstáculos diarios. Empieza a aplicar el Design Thinking y mejora la calidad de tus decisiones ante los problemas.
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