La actualidad profesional cuenta con muchos términos nuevos que, poco pensábamos que acabaríamos integrando en nuestra vida laboral. Y, aunque mucha terminología inglesa se haya colado en los despachos, dando un cariz más cool al mundo de las empresas. Muchos términos han resultado ser más que una manera esnob de decir lo que llevábamos haciendo toda la vida. En esta ocasión, hablamos de los objetivos SMART.
¿Qué son los objetivos SMART?
Los objetivos SMART corresponden a un modelo de marcación de metas, que pueden ser tanto empresariales como personales, y que se asegura de que cada objetivo que establezcamos cumpla cinco parámetros claves, los cuales, se corresponden con cada sigla de SMART.
La metodología SMART data de 1981, y se le atribuye su creación al director y consultor de la compañía de agua de Washington, George T. Doran. El cual, en un artículo titulado: “There is a SMART way to write management’s goals and objetives”, dejó por escrito el funcionamiento de su propio método.
Esta nueva manera de plantear los objetivos supuso una revolución, aún vigente hoy en día, dada su fácil memorización (Smart traducido al inglés como inteligente). El método SMART fue de muy fácil asociación, y además demostró una gran utilidad, en especial en el mundo empresarial. Pero, te preguntarás… ¿Por qué es tan útil? ¡Te lo contamos!
¿Cómo funciona el método SMART?
Los objetivos SMART, afortunadamente, son aplicables a una gran diversidad de disciplinas y áreas de las empresas (y personales). Desde el liderazgo de la organización, hasta su inclusión en el trabajo en equipo. La metodología SMART puede reportar numerosos beneficios a la hora de conseguir plantear unas metas claras, y bien definidas.
A continuación, exponemos los significados de cada sigla de SMART, y te enseñamos cómo puede impactar en la resolución de problemas y toma de decisiones.
S: Específico
Cuando nos encargamos de plantear nuestros objetivos es importante que tengamos una visión clara de qué es lo que queremos conseguir.
A menudo, reuniones y debates sobre el futuro de nuestra organización acaban derivando en multitud de razonamientos difusos y difícilmente tangibles. La S de los objetivos SMART tiene que ser específica, y clara. Por este motivo, recomendamos que, una vez tengamos claro el objetivo, procedamos a responder a las archiconocidas preguntas propias del periodismo.
- ¿Qué queremos conseguir?
- ¿Cómo vamos a conseguirlo?
- ¿Por qué queremos conseguirlo?
- ¿Dónde ubicamos nuestro objetivo?
- ¿Con qué recursos cuento?
De este modo, tendremos una visión mucha más transparente de nuestro objetivo.
M: Medible
De un modo u otro, debemos ver cómo progresa nuestro objetivo. Y, establecerle unos parámetros a través de los que podamos observar si está, o no está dando resultado, es fundamental para que podamos ver la progresión de nuestra meta, y el impacto que está teniendo en nuestra vida, o en nuestra organización.
Por este motivo, recomendamos la asignación de valores numéricos a nuestras metas SMART. Porque, de este modo, no hay lugar a la interpretación. Podemos observar de manera objetiva los efectos de nuestro fin a nivel personal, o corporativo.
Para que nuestro objetivo sea medible podemos realizar preguntas, como:
- ¿Cuánto nos va a costar?
- ¿Cómo sabré que he alcanzado el objetivo?
A: Alcanzable
Los objetivos SMART deben tener la voluntad de conseguir una mejora en nuestras actividades. No obstante, debemos diseñar unos objetivos realistas, y que puedan llevarse a cabo con los medios con los que contamos. En definitiva, debemos tener en cuenta cuáles son nuestros límites.
Para observar si nuestro objetivo es plausible podemos indagar en el recorrido de otras empresas, o hacer un análisis de la situación que nos permita ver ejemplos similares. En resumen, debemos responder a las siguientes preguntas:
- ¿Cómo puedo llegar a conseguir mi meta?
- ¿Hasta qué punto es posible conseguir mi objetivo, según los medios con los que cuento?
R: Relevante
Las metas SMART deben tener una coherencia con el resto de nuestro proyecto. Nuestros objetivos no pueden ser ajenos a la misión de nuestra marca, por lo tanto, a la hora de esgrimir nuestros objetivos deberemos ver el impacto que pueden tener en nuestra organización a largo término.
En conclusión, nuestros objetivos SMART deben estar de acuerdo con los valores de nuestra empresa, y deben mantener una concordancia que, en última instancia, ayuden a conseguir sumar valor a los grandes proyectos que se desarrollan en la empresa.
Algunas preguntas que nos pueden servir de guía para ver si nuestro objetivo es relevante son:
- ¿Vale la pena?
- ¿Eres la persona indicada para hacer esta tarea?
- ¿Es el momento oportuno?
- ¿Se coordina con el contexto social y económico actual?
- ¿Coincide con nuestras necesidades y esfuerzos?
T: Orientado en el tiempo
Cuando no contamos con una fecha, o un timing, acostumbramos a ir aplazando de manera indefinida nuestros objetivos. La metodología SMART pretende hacer una gestión del tiempo optimizada, que imponga unos marcos temporales en los que desarrollar los objetivos planteados. De acuerdo con esto, se pretende conseguir una referencia en el tiempo que permita motivar a los equipos, y ayudar a hacer un mejor planteamiento de sus prioridades.
Las preguntas que se deben plantear en esta sigla son:
- ¿Cuándo debo acabar este proyecto?
- ¿Qué debo hacer hoy, esta semana y/o este mes?
En conclusión, vemos como los objetivos SMART son objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y orientados en el tiempo. Un modelo, que, gracias a estos componentes, se encarga de acercar a sus suscriptores a la consecución de sus metas con éxito, y sentido. ¿Y tú?, ¿A qué esperas a integrarlos en tu organización?