¿Cansado de qué te digan que eres demasiado directo?, ¿Sientes que tu comunicación no es efectiva? La Comunicación No Violenta es el modelo de comunicación que promete ganarse un espacio en los equipos de trabajo.
La CNV empezó a ganarse un lugar en las aulas de los colegios, sobre los años 60. Con el fin de promover la integración racial en las escuelas del sud de Estados Unidos, la CNV empezó a ganar popularidad y peso como modelo comunicativo. Actualmente, su evolución ha sido incesante y ha pasado a integrarse en muchos otros aspectos de nuestra vida. Desde relaciones de poder institucional (policía – ciudadano, jefe – empleado) hasta relaciones personales (padre o madre – hijo, adulto – joven).
Hoy, nos centraremos en el impacto que tiene la Comunicación No Violenta, y en cuáles son los cuatro pasos para su aplicación.
¿Qué es la CNV?
La Comunicación No Violenta es un modelo de comunicación desarrollado por el psicólogo americano, Marshall Rosenberg. Este nuevo patrón de comunicación pretende fomentar una comunicación honesta y profunda, basada en la compasión y comprensión hacia las relaciones humanas. La CNV nos ayuda a conectar con nosotros mismo y con nuestro entorno.
Las palabras tienen un poder inmenso en las mentes de las personas, y regular su uso nos acerca mucho más a un entorno agradable y pacífico. La implementación de la CNV a tu comunicación quiere excluir la culpa, el juicio, la vergüenza, las exigencias y la crítica de tu lenguaje. Gracias a la Comunicación No Violenta conseguimos un lenguaje que se aleje de la violencia en las relaciones humanas, y que nos acerque a una visión más empática de las situaciones que se producen en nuestro entorno. Aprender a usar la Comunicación No Violenta, es aprender un nuevo idioma.
4 pasos para aplicar la Comunicación No Violenta
La aplicación de la CNV tiene 4 elementos claves. A través de la aplicación de los cuales, conseguimos poder aplicar la Comunicación No Violenta de manera efectiva.
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Primera etapa: observación
Este primer paso resulta imprescindible para que podamos llegar a ejercer una buena aplicación de este modelo de comunicación. Las observaciones que hacemos acostumbran a estar condicionadas por juicios, opiniones y pensamientos que tenemos preestablecidos. Esto nos acostumbra a llevar a opiniones y diálogos más reaccionarios o, incluso, a entrar en juegos de “quién tiene la razón, y quién se equivoca”.
La CNV quiere que empecemos nuestra comunicación sin valoraciones y adornos, de una manera neutra. Busca la descripción de los hechos, sin interpretaciones.
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Segunda etapa: la expresión de sentimientos
Es importante que diferenciemos entre nuestras sentimientos y emociones, y nuestros pensamientos. Nuestros sentimientos se manifiestan a través de sensaciones corporales. Mientras que nuestros pensamientos pertenecen a nuestra parte cognitiva y analítica.
Los sentimientos y emociones son una información muy valiosa a la hora de comunicar, ya que nos aportan datos sobre cómo nos sentimos respecto a una situación determinada. Estas sensaciones siempre están vinculadas a nuestras necesidades como personas. Ya sea, necesidad de reconocimiento, comprensión, conexión, afecto…
La Comunicación No Violenta nos enseña las herramientas necesarias para poder expresar nuestros sentimientos y expresarnos de una manera clara. Vamos a aprender a dejar de decir “Siento que…”, lo cual acostumbra a evocar más interpretaciones o creencias. Y pasaremos a utilizar un vocabulario más rico que veremos en la siguiente fase.
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Tercera etapa: la expresión de necesidades
Las necesidades son aquello que anhelamos. Es importante identificar nuestras necesidades y las de nuestros interlocutores para poder realizar una comunicación más efectiva. La necesidad es la razón de ser de nuestros sentimientos, y siempre proviene de nuestro interior, por mucho que la provoque otra persona.
Según Marshall Rosenberg existen tres grandes grupos de necesidades: necesidades de subsistencia, de relaciones sociales y de espiritualidad.
Para expresar nuestras necesidades acudiremos a expresiones como: “quisiera que”, “necesito”, “aspiro a”, “lo que es importante para mí es” … Siempre centrándonos en nosotros, no en el otro.
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Cuarta etapa: abrir y continuar una petición
Para hacer bien una petición tendrás que tener en cuenta una serie de requisitos: Una petición debe ser concreta. Dirigirse a alguien. Debe ser expresada en positivo: pido lo que quiero, no lo que no quiero. Ser realista. Negociable: puedo aceptar un no. Y, dirigida a un momento específico, no para siempre.
Aplicando todos estos conceptos tendremos mucha más probabilidad de éxito. Aunque, no nos hemos de centrar solo en el resultado, sino en la calidad de la conexión que tengamos. Eso es lo que debe prevalecer en cualquier comunicación no violenta.
Mejora tus habilidades comunicativas con la CNV, y aprende cómo aplícala a través de estos cuatro pasos.
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