Se avecinan nuevos tiempos para los distintos modelos de negocio. Para esta nueva etapa, es necesario adoptar un enfoque rompedor que introduzca conceptos que hasta ahora eran desconocidos. Uno de ellos es la resiliencia de una empresa, sin la que no se entenderían los negocios del siglo XXI. ¿Conoces este concepto? Nosotros te lo explicamos y te damos algunas claves para su desarrollo.
¿Qué es la resiliencia organizacional?
En marzo de 2020, las compañías de nuestro país —y de todo el mundo— sufrieron un golpe durísimo. La COVID-19, por duro que suene, obligó a diferenciar entre las que eran necesarias para que la sociedad saliera adelante y las que eran prescindibles. Muchos negocios se encontraron en esta última categoría y tuvieron que reinventarse para no caer en la quiebra.
En la actualidad, más de un año después del estallido de la pandemia, por fin vemos la luz al final del túnel. El confinamiento quedó en la memoria colectiva, el teletrabajo se convirtió en opcional y la mayoría de los ERTE se han disuelto. Podemos decir que hemos «salido de esta». Pero ¿cómo lo hemos hecho? ¿Hemos aprendido? De esta reflexión parte lo que denominaremos resiliencia organizacional.
Dentro de una empresa, es la capacidad de esta para salir más fuerte de las etapas complicadas. Una cualidad que se sustenta sobre un sistema de reconocimiento, superación y aprendizaje que no difiere mucho del que empleamos los humanos. No obstante, la diferencia aquí es que debemos coordinar a gran número de personas.
¿Cómo mejorar la resiliencia empresarial?
Ya sabes qué es y has visto un ejemplo claro (aunque duro). Ahora, vamos a lo que más importa: trasladarlo a tu negocio por medio de una serie de estrategias.
Antes de comenzar, es necesario hacer varias puntualizaciones:
- Transparencia: Muchas personas aún desconocen qué es la resiliencia. Para que tus trabajadores se decidan a potenciarla, necesitan primero saber qué es y comprender dónde radica su importancia.
- Colaboración: El cambio debe ser estructural. Todas las medidas aplicadas tienen que afectar (positivamente) al 100 % de tu plantilla o siempre habrá algún aspecto que no esté funcionando.
- Agilidad: Hay que aprender del proceso. No se trata de acometer varias estrategias y ya está. Tienes que observar detenidamente su eficacia y efectuar los cambios oportunos.
Estos son, grosso modo, los planteamientos iniciales. A continuación, darás forma a tu estrategia progresivamente. En este sentido, las siguientes medidas han demostrado tener un gran éxito en el tema que nos ocupa.
1. Modelo de liderazgo e inspiración
Nuestra primera propuesta afecta directamente al líder (que no jefe) de un negocio. Una empresa es como un autobús, necesita alguien que la conduzca. En este sentido, la persona que ostente el liderazgo debe reflejar aquello que quiere ver en su compañía. Para ello, debe practicar la resiliencia organizacional e inspirar a los demás a hacerlo apostando por la inteligencia colectiva y el libre pensamiento.
Todo lo anterior puede sonarte muy difuso, así que vamos a explicártelo mediante un ejemplo. Si la crisis económica está haciendo tambalear un plan empresarial, el líder debe mostrarles a sus trabajadores las pocas oportunidades que vea en su entorno. Así, ellos sabrán cómo actuar y tendrán las herramientas para superarlas. Muchas veces, los cambios comienzan desde arriba.
2. Pensamiento crítico
El libre pensamiento al que hacíamos referencia antes depende del pensamiento crítico en gran medida. El objetivo es fomentar el intercambio de ideas y propuestas entre los empleados de todos los sectores, funciones y jerarquías. En ocasiones, la respuesta no la tienen los directivos, sino que hay que buscarla en la base.
Son muchas las causas que pueden requerir que se active la resiliencia empresarial, como las políticas del gobierno, los desastres naturales o las crisis económicas. Ante estas situaciones, es imprescindible que todos los trabajadores puedan opinar y compartir sus propuestas. Un negocio es un engranaje en el que cada pieza juega un papel insustituible (sí, insustituible).
3. Establecer un sistema de prioridades
¿Cuánto ha afectado la crisis del coronavirus a las empresas? ¿Cómo lo mides? ¿En capital? ¿En despidos? Realmente, no hay un indicador que te permita saber con qué gravedad está dañando una situación adversa a un negocio. Por ello, es indispensable crear una jerarquía de prioridades en todo proyecto empresarial.
También implica luchar para que las contrariedades afecten lo menos posible. Si todos los empleados conocen a dónde se dirige el barco, es más fácil que puedan remar juntos y evitar que se desvíe. A este fin contribuyen en gran medida las herramientas colaborativas y los grupos de trabajo.
En definitiva, la resiliencia de empresa es un valor que ha demostrado ser vital para la época que estamos viviendo. A veces, no puedes cambiar las circunstancias, pero sí tu actitud. Con los negocios pasa lo mismo, las adversidades les afectarán en la medida que estos lo permitan.